Las obras de Axuntase han terminado casi en su totalidad. Nuestras 36 casinas están ya listas para acogernos, aunque todavía nos falta los accesos exteriores y otros trabajos necesarios para garantizar el buen funcionamiento de todas las instalaciones y obtener los permisos de ocupación. Pero ya falta muy poco, ahora sí que lo podemos decir.
Estamos en ese punto ilusionante en que, aunque no podemos ocupar todavía las viviendas, podemos empezar a diseñar el amueblamiento de nuestras casas, así como de las zonas comunes, e incluso, ir llevando algunos muebles y enseres. Es nuestro sueño hecho realidad.

Y todavía tenemos espacio para acoger a algunas personas más, especialmente a familias con niños en edad de crianza. Cinco viviendas de las grandes, de las de tres habitaciones y dos baños, están aún disponibles a la espera de familias que quieran compartir con nosotros esta manera diferente de vivir.
Mientras tanto, confirmamos las vistas impresionantes que podremos disfrutar desde el cohousing. En estos días, hacia el sur, vemos cómo las primeras nieves en la cordillera perfilan de blanco las crestas de las montañas. Nuestras viviendas, sin embargo, nos confirman, cuando las visitamos, que el dinero invertido en aislamiento ha merecido la pena porque la temperatura interior es muy confortable, incluso sin calefacción. ¡Es hermosos contemplar la nieve en la lejanía desde el confort de la casa!

Como podéis imaginar, estos últimos meses han sido muy intensos, con los finales de obra y sus inevitables sobresaltos. Además, hemos tenido dos acontecimientos más que nos han tenido muy ocupados:
Hemos visto publicarse nuestro libro, Axuntase: soñar y poder. Nuestra experiencia de cohousing o viviendas colaborativas. Pudimos presentarlo en Pan y Roses, el I Festival de Literatura Social de Asturias, el 1 de noviembre.
Hemos colaborado activamente en el Primer Foro Internacional de Cohousing, del 7 al 9 de noviembre, un evento con participantes de numerosos cohousings españoles y también de Uruguay, Dinamarca y Suecia. Nos acompañó también el arquitecto norteamericano Charles Durrett, considerado el profeta del cohousing en EEUU, donde ha diseñado más de medio centenar de ellos.
Porque somos un proyecto abierto a la comunidad, a la más cercana, la de Llanera, nuestros vecinos, a la comunidad más amplia de la economía social, y al mundo de las viviendas colaborativas en el que hay mucha gente que se empeña como nosotros en sacar adelante estos proyectos para vivir de forma menos individualista.
Cuando podamos ocupar nuestras viviendas comenzará el reto más bonito y difícil: el de organizar nuestra convivencia para que sea tan fructífera como esperamos, en lo personal y en lo social.
¡Os seguiremos contando!